Friday, December 30, 2005

Una vida a tu lado, espectáculo cuentería y circo






Una vida a tu lado


Puede pasar en cualquier lugar del mundo, en cualquier lugar que sea ciudad. De todos modos acostumbra a pasar de mañana, más al amanecer en caso de ser hombre; en caso de ser mujer sucede más entre la franja horaria de levantarse de la cama y tres o cuatro horas después de comer. La razón es obvia, las mujeres de hoy en día están más atareadas y tienen menos tiempo para dedicar a éstas cosas, claro está que es el único tema importante pero eso es cuestión para otra historia. En caso de ser niña o niño el tema atrae pero por curiosidad y me pasa lo mismo con los hermafroditas, que no sé definir el momento en que les afecta. Para los transexuales y bisexuales la respuesta es obvia, es la resta y suma de los tiempos de los hombres y las mujeres.


Una o uno deja la casa, se ha acicalado a su modo y a la moda de los otros y le recibe la calle, casi siempre llena de objetos imperceptibles al sujeto. Tan imperceptibles que se puede llegar a no ver al vecino o confundirlo con una farola, mi compañero de piso fue capaz de escupirle a los pies pensándose que era un árbol. A ritmo de autómata una o uno recorre unas cuantas cuadras ensimismado en sus pensamientos ¿Crees que son vacíos?
Y ya llegó el momento, quizá hoy aparezca la magia. Una o uno se zambulle bajo tierra, pasa el ticket por la máquina y baja más escaleras, cómo mucho va a esperar cinco minutos antes de montarse al metro.


Voy a describir qué pasa cuándo pasa porqué hay veces que no pasa pero entonces ya la historia estaría terminada. Una o uno se monta al metro, en el caso de que el intríngulis le suceda al hombre no tiene asiento para postrar su trasero, en el caso de ser mujer, sólo después de comer encuentra asiento. En el caso de ser hombre huele un perfume o su pierna trajeada se roza con un muslo tierno, en el caso de ser mujer hay una cogorza, una nuca o unas manos que le atraen. Entonces sucede lo que sucede, que las mentes por unos instantes al día se ocupan de lo que debieran ocuparse, cada una se imagina una vida al lado de esas manos, de ese muslo, de esa nuca, de ese perfume o de esa cogorza: que la vida no vale nada si no la puedo pasar a tu lado, que te llevaría todas las mañanas el desayuno a la cama, que la pasión no dejaría que nos durmiéramos, que mi vida quiero vivirla contigo; y sin más una voz de ultratumba anuncia: pròxima parada, prochain arrête, next stop, siguiente parada y da igual que sea Montparnasse, Bellas Artes, la Confitería, Picadilly Circus, Arc de Triomf o Lavapiés porque una o uno baja ensimismada siguiendo su vida. Nada más poner el pie en el andén, le inunda el miedo, miedo a que su vida se le escape y por eso pone cara seria, como la que ponen los hombres de negocios y las personas que tienen prisa o cosas que perder. Pero sólo tiene miedo de perderte. Recorrerá los pasillos detrás de ti, virará a la izquierda, a la derecha, maldecirá a las gentes que se le pongan en el camino y hará fintas que hagan tropezar a una tercera persona. Todo para que al final cuándo sale otra vez a la realidad se pare unos instantes y mientras te alejas piense: fué lindo vivir una vida a tu lado.

Maria Estrella Galactica
13 noviembre 2005

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